viernes, 13 de noviembre de 2009

El Poder de la Palabra

«Por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.»

Aquel que conoce el poder de la palabra presta mucha atención a su conversación. Vigila las reacciones causadas por sus palabras, pues sabe que ellas «no retornarán al mismo punto sin haber causado su efecto». Por su palabra, el hombre se crea a sí mismo leyes. Conocí en cierta ocasión a una persona que me dijo: «Yo pierdo todos los días el autobús. Invariablemente, pasa en el momento en que estoy llegando». Su hija dice: «Yo llego a tiempo todos los días al autobús. Llega regularmente al mismo tiempo que yo».

Y esto continuó del mismo modo durante años. Cada uno había establecido una ley para sí mismo, una de fracaso y la otra de éxito. Aquí encontramos una explicación psicológica de las supersticiones. La herradura del caballo y el pelo del elefante no tienen por sí solos ningún poder, pero la palabra y la fe que afirman que traen buena suerte, crean un estado de optimismo dentro del subconsciente que atrae la «oportunidad». Sin embargo, observé que esto no tiene efecto en el caso de las personas más avanzadas espiritualmente, que conocen una ley más alta. Esto lo explica; no se puede volver hacia atrás y se deben desviar las «imágenes talladas». Dos de mis alumnos tenían grandes éxitos en los negocios. Sin embargo, después de algunos meses, bruscamente, todo empezó a irles mal. Nos esforzamos entre todos por analizar la situación y descubrí entonces que en lugar de hacer sus afirmaciones y de remitirse a Dios para su éxito y su prosperidad, habían adquirido dos figuras de monos de la «buena suerte».

«Ah —les dije entonces—, ahora lo comprendo todo. Ustedes depositan su fe en los monos y no en Dios. Libérense de esos monos y hagan un llamamiento a la ley del perdón.» Pues el hombre tiene el poder de perdonar, o sea de neutralizar sus propios errores. Decidieron lanzar los monos a los cubos de basura y todo empezó a irles nuevamente bien. Esto no significa que debemos eliminar de casa todos los amuletos de la «buena suerte», sino que debemos reconocer que sólo hay un único poder, Dios, y que los objetos no sirven sino para transmitirnos un sentimiento de optimismo.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Como No creer en Dios

El creador de todas las cosas: Dios

Todas las creaciones de Dios demuestran su amor… Porque él es amor. El quiere que vivamos y disfrutemos de la vida y por ello todos los días debemos agradecerle que nos la haya dado. No es maravilloso… Mírate la mano. Dobla los dedos. Ahora agarra algo. Tu mano puede hacer muchas cosas, y hacerlas bien. ¿Te alegras de que Dios también nos diera ojos?... Gracias a ellos podemos ver muchas cosas: las flores, la hierba verde, el cielo azul y a nuestros seres queridos.

¿Qué le dirías a alguien que no cree en Dios?... Podrás señalar una casa y preguntarle: ¨¿Quién construyó esa casa?¨. Todo el mundo sabe que la tuvo que construir alguien. Por supuesto que no se construyó sola (Hebreos 3:4) Podrías llevarlo a un jardín, mostrarle una flor y preguntar: ¨¿Quién hizo esta flor?¨. No fue un hombre. Pero al igual que la casa no se construyó sola, esta flor tampoco se hizo a sí misma. Fue Dios quien la hizo.

Quizás alguien te confronte y te diga que solo cree en lo que ve, que si no ve algo, no cree que exista. De hecho, hay personas que no creen en Dios porque no pueden verlo. Es cierto que no podemos ver a Dios. La Biblia dice: ‘Nadie puede ver a Dios’. Ningún hombre, mujer o niño puede verlo. Si no podemos ver a Dios, ¿Cómo sabemos que en realidad existe? Piensa en esto: ¿Puedes ver el viento?... No, nadie puede verlo. Pero sí puedes ver las cosas que hace; por ejemplo, cómo mueve las hojas cuando sopla a través de las ramas de un árbol. Por ese motivo sabes que el viento existe.

También puedes ver las cosas que Dios ha hecho. Cuando observas una flor o un pájaro, estás viendo algo creado por Dios. Eso te hace creer que Dios sí existe. Quizás alguien te vuelva a preguntar: ¨¿Quién hizo el Sol y la Tierra?¨. La Biblia explica: ¨Dios creó los cielos y la tierra¨ (Génesis 1:1). Sí, fue Dios quien hizo todas estas cosas maravillosas. ¿Qué opinas?... ¿No es maravilloso estar vivo? Podemos escuchar el bello canto de los pájaros, ver las flores y las demás creaciones de Dios, y también comer los alimentos que nos ha provisto.

Deberíamos darle gracias a Dios por todo ello y, en especial, por habernos dado la vida, nuestra familia, nuestro trabajo, buenos amigos. Si nos sentimos realmente agradecidos, haremos una cosa. ¿Sabes cuál?... Escucharle y hacer lo que nos manda en la Biblia. De esa forma podemos demostrar que amamos al Creador de todas las cosas.

Nota: Deberíamos mostrar gratitud a Dios por todo lo que ha hecho. ¿De qué forma? Leamos lo que está escrito en Salmo 139:14; Juan 4:23, 24; 1 Juan 5:21, y Revelación (Apocalipsis) 4:11.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Salmo 23, Para nuestros fieles difuntos

El Señor es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tú vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del Señor moraré por largos días.