lunes, 21 de septiembre de 2009

Sus Promesas son Verdaderas

Lectura del libro de los Números 13, 1-2.25; 14,1.26-30.34-35

Al pueblo de Israel le sucedía lo mismo que a nosotros: aunque ya hemos visto el poder del Señor en nuestra vida, dudamos. El mismo pueblo que Dios había liberado de la esclavitud del pecado, es el pueblo que duda que Dios pueda darles la tierra prometida y llora toda la noche y reniega contra Dios. Qué contradicción, ya habían visto las maravillas de Dios, que exterminó a los que le perseguían; y cuando están a punto de alcanzar la meta, dudan de la promesa de Dios.

El Señor me sacó de la esclavitud cuando lo conocí y, sin embargo, en muchos momentos dudo de su poder para actuar en mi vida y dudo de que él cumpla sus promesas en mi vida. Como dice el salmista: ¨Nuestros padres en Egipto no comprendieron tus maravillas¨. Así mismo yo, en muchas ocasiones no comprendo sus maravillas. No alcanzo a entender con mi limitada inteligencia, que Dios es mi salvador, que ha hecho grandes milagros (como lo hizo con el pueblo judío y conmigo), que me ha librado de los ataques del enemigo y ha llevado mi vida como al pueblo de Israel entre el Mar Rojo y no me he mojado.

Esta es la fe que hemos de tener. No sé por lo que atraviesas, la enfermedad, la quiebra de tu negocio, el divorcio, un hijo en las drogas… Pero quiero que sepas que no estás sol@ El Señor te acompaña y te irá dando la fuerza que necesitas para enfrentarte con los gigantes que se presentan en tu vida.

Así como el impedimento del pueblo para entrar en la tierra prometida eran gigantes, a veces en nuestra vida hay cosas que se nos presentan como gigantes, como que no podemos contra ellas. Pero te tengo la mejor de las noticias: no tienes que enfrentarte con esos gigantes, deja que Dios sea quien los venza. Habla con el Señor, cuéntale tus temores, tus miedos, tu desesperación, y él actuará.

ORACION:

Señor, reconozco que tengo miedo, que ante las circunstancias más difíciles de mi vida, me siento pequeñ@ y sin fuerzas. Pero vengo a ti. Ayúdame, sáname, libérame, transfórmame. Necesito un milagro en mi vida, si he llegado a donde estoy es sólo por ti. No quiero quedarme a las puertas de la tierra prometida, quiero entrar en ella. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario